Durante todo el confinamiento nos han hablado de vacunas, medicamentos, posibles tratamientos para el COVID-19 y qué edades son más vulnerables ante el virus. Sin embargo, poco se ha hablado de qué estilo de vida es el que más nos protege contra el virus, qué estudios hay detrás de esto y cómo podemos protegernos desde ya ante esta pandemia.
Sabemos que llevar un estilo saludable es lo más recomendable, pero muchas veces nos centramos más en la apariencia física que en lo que realmente importa: la salud.
Muchas veces justificamos a las personas que tienen obesidad o sobrepeso, que llevan un estilo de vida sedentario o que no siguen una alimentación equilibrada. Decimos “bueno, pero si es feliz”, “qué más da, no tiene complejos”. Ahora más que nunca se nos está dando una lección sobre la importancia de combatir la mayor pandemia: la obesidad.
La obesidad aumenta el riesgo de padecer COVID-19
¿Qué relación tiene la obesidad con el COVID-19? Apenas se escucha en los medios cómo afecta el peso en un caso de Coronavirus.
Pues bien, como era de esperar, la relación es bastante estrecha y ya se ha demostrado en diversos casos. En EEUU durante el mes de marzo detectaron que casi la mitad de los pacientes con COVID-19 tenían obesidad, un porcentaje más alto que en la población general.
En Francia los resultados fueron similares: un 47,6% tenían obesidad y un 28,2% tenían obesidad severa. Además, de estos últimos, más de un 85% acabaron utilizando respiradores. Aquí viene la parte más interesante del asunto: la alta relación entre la obesidad y el fallo pulmonar.
La obesidad no solamente hace los pulmones más vulnerables, sino que les deja menos espacio para expandirse, resultando en una mayor dificultad para respirar.
Ya sabemos que el oxígeno es bastante importante para todo nuestro cuerpo, así que quitar capacidad respiratoria puede ser una “liada” bastante grande.
Sí, hay más. La obesidad también hace que nuestro sistema inmune se vuelva vago. Por ejemplo, afecta a la producción de citoquinas (las que regulan el sistema inmune), lo cual puede causar inflamación en los pulmones y afectar, otra vez, a poder respirar correctamente.
En Nueva York se realizó un estudio en 4.000 pacientes y se demostró que la segunda causa más común, después de la edad, era la obesidad. Los investigadores afirman que el exceso de grasa puede ser más peligroso ante este virus que una patología cardÍaca o respiratoria o incluso que fumar. Esto ya se vio en 2009, cuando más de la mitad de las personas que murieron en California de la gripe A H1N1 eran obesos.
En Reino Unido se han visto unos resultados similares, ya que un 75% de los pacientes ingresados en las UCIs tenían sobrepeso o eran obesos, siendo la mitad de ellos menores de 60 años. De hecho, tanto EEUU como Reino Unido son países con unas tasas muy altas de obesidad y puede ser que eso esté relacionado con la tasa de mortalidad, cuando por ejemplo en Japón, siendo el país con la población más anciana, haya habido una menor mortalidad.
La actividad física te protege del COVID-19
Hemos hablado ya de la obesidad y su relación con el COVID-19. No obstante, el no padecer obesidad, aunque es un plus, no es suficiente para proteger a nuestro cuerpo ante este virus. También se ha demostrado la importancia de tener una vida activa, como mencionamos en un artículo anterior.
Los estudios muestran que el trabajo muscular es beneficioso para nuestro sistema inmune, ya que mejora la función inmunitaria, disminuyendo la incidencia de infecciones en las vías respiratorias, entre otras.
Por otro lado, el ejercicio regular disminuye los niveles de citoquinas inflamatorias (¿te suenan? Las hemos mencionado en el apartado anterior, casualmente) y el estrés oxidativo, mejorando la función de las células inmunitarias incluso cuando estamos en reposo. Esto se traduce en que cuando llevamos una vida activa producimos moléculas que regulan nuestros mecanismos inmunitarios, con acciones anti-inflamatorias.
La actividad física puede ayudar a eliminar bacterias de tus pulmones o vías respiratorias, previniendo enfermedades como gripe, resfriados o el propio coronavirus. Además, hace que los anticuerpos y los glóbulos blancos circulen más rápidamente por el cuerpo, mejorando la capacidad que tienen para protegernos de enfermedades. También aumentamos la temperatura corporal después de hacer deporte, así que impedimos el crecimiento bacteriano combatiendo una posible infección.
Por si esto fuera poco, la actividad física o el ejercicio ayudan a combatir el estrés: el gran amigo de las enfermedades. Liberar endorfinas es una muy buena forma de enfrentarnos a nivel físico y a nivel mental a esta situación tan complicada que nos ha tocado vivir.
La microbiota: esa poderosa desconocida
Aunque se han realizado multitud de estudios respecto a la relación entre la microbiota y el estilo de vida activo, según un estudio publicado en Exercise Inmunology Review se asocia la actividad física a una mayor diversidad de la microbiota.
Este conjunto de bacterias que viven en el intestino aún es un gran desconocido, y de hecho tiene un gran impacto en nuestra salud, ya que proporcionan nutrientes y vitaminas, digieren alimentos o educan al sistema inmunitario.
Otro estudio realizado en 2018 mostró que los individuos con obesidad tienen peores resultados en su microbiota realizando actividad física, en comparación con individuos delgados.
De nuevo, parece que volvemos al inicio: la obesidad está boicoteando nuestra salud constantemente.
PRAMA es tu vacuna contra el COVID-19
Parece que hay tres factores que han demostrado estar relacionados con el COVID-19:
- el índice de masa corporal
- el porcentaje de grasa
- la actividad física
En PRAMA nos gusta estar saludables, por eso nuestra propuesta es holística y abarcamos tanto la nutrición como el ejercicio físico, ya sea aeróbico o de fuerza. Ambos son necesarios para proteger nuestro sistema inmune y para disminuir nuestro porcentaje de grasa corporal.
Quizás este año se nos haya ido la motivación para la operación bikini, pero tenemos la motivación por las nubes para nuestra “operación salud”. Estés en el punto que estés, es momento de darle prioridad a lo que de verdad importa: forjar un estilo de vida que te ayude a tener buena salud, con o sin pandemias.
Y tú, ¿te quedas en PRAMA?
*REFERENCIAS
- Andrea Ticinesi y otros: “Exercise and immune system as modulators of intestinal microbiome: implications for the gut-muscle axis hypothesis”
- JM Allen y otros: “Exercise Alters Gut Microbiota Composition and Function in Lean and Obese Humans”.
- Camilla Cavendish: “Obesity dangers make Covid-19 a rebuke to unequal societies”.
- Tania Mesa: “La actividad física y su papel frente al coronavirus”