¿Te has preguntado alguna vez por qué sigues teniendo hambre después de comer lo necesario? Actualmente hay una auténtica epidemia de obesidad en el mundo occidental y cada vez va a peor. Hay muchas causas para esta enfermedad, pero hoy te vamos a contar cómo influye una falta de regulación entre el cerebro y la microbiota intestinal.
El estrés es una de las principales causas de obesidad
Sí, vivimos en una sociedad estresada. Todos vamos con prisa, sin tiempo para nada y el estrés se ha convertido en parte de nosotros, es decir, se ha cronificado.
Las personas, cuando están estresadas, tienen desajustes hormonales y responden de forma diferente a la glucosa y el cortisol. Es decir, al tener la hormona de la insulina alterada, podemos tener más antojos y esto se traduce en un aumento de peso.
Lo que deberíamos comer vs lo que comemos
Podemos comer por dos razones:
- Porque realmente necesitamos comer para mantener nuestra energía (homeostasis). Es decir, comer para mantener nuestro peso corporal y nuestros sistemas estables.
- Porque nos apetece, por placer (hedonismo). Cada vez que comemos «con los ojos» o porque tenemos «antojos», estamos respondiendo a este tipo de comportamiento.
Actualmente, tenemos alimentos disponibles casi en cualquier parte, a un bajo precio y con buen sabor. Todos los alimentos ultraprocesados están diseñados para que los veas y de repente tu cerebro sienta que necesita comer eso en ese preciso momento.
Los alimentos procesados provocan alteraciones intestinales que afectan a la microbiota. Cuando comemos a distintas horas, alimentos procesados y además padecemos estrés… ¡tenemos un problema!
El 53,6% de los españoles tiene obesidad o sobrepeso
Todos sabemos que la obesidad y el sobrepeso son causa de enfermedades como el síndrome metabólico, trastornos cardiovasculares, hipertensión, diabetes, colesterol o inflamación crónica. La mayor parte de las dietas buscan reducir la cantidad total o relativa de grasas, hidratos de carbono y proteínas, sin considerar que la microbiota juega un rol esencial en el eje intestino-cerebro.
Actualmente se han desarrollado diversas técnicas para poder mejorar la calidad de la microbiota. Por ejemplo, el ayuno intermitente de 16-18h de ayuno con 6-8h de ingesta ha demostrado contribuir a un mejor funcionamiento del metabolismo. Sin embargo, todavía no hay estudios que revelen sus ventajas a largo plazo.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra microbiota?
Sin duda, consumir alimentos naturales y cocinados en casa es una de las mejores opciones para cuidar de la microbiota. Sin embargo, no solamente basta con alimentarse adecuadamente. La microbiota también se ve afectada por otros factores:
- El estrés: como hemos comentado anteriormente, reducir los niveles de estrés es fundamental. Por eso, se recomienda practicar meditación a diario así como diversas técnicas de relajación.
- El sueño: muy pocas personas duermen 8h al día, cuando debería ser lo normal. Acostarse pronto, tener un horario fijo para ir a dormir y para levantarse, son prácticas que contribuyen a la mejora de la calidad de vida.
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