El pasado 3 de septiembre se publicó un estudio en The Endocrine Society que pone en relación la respuesta inmune ante la COVID-19 por parte de pacientes con obesidad y sobrepeso. Aunque hace meses que venimos escuchando que las personas con un IMC superior al recomendado tienen más dificultades a la hora de superar la enfermedad, en este estudio se da un detalle completo y más profundo sobre por qué esto sucede.
Las personas con obesidad ven alterado su sistema inmune innato. Esto quiere decir que no responden ante las enfermedades como deberían hacerlo por su edad, por ejemplo. Por este motivo, personas jóvenes y sin (aparentemente) patologías previas han sido ingresadas en estado grave con la enfermedad SARS-CoV-2.
Todos sabemos a estas alturas que el virus se detectó por primera vez en Wuhan, China. Se relacionaba la edad con la gravedad del virus, pero nada se dijo al principio de la relación con el peso corporal. Teniendo en cuenta que el sobrepeso y la obesidad son poco frecuentes en el país asiático, es lógico que los científicos no ahondaran en el asunto. Después de meses en los que todos los países se han visto golpeados por la COVID-19, otros aspectos salen a la luz. El estudio se ha publicado en EE.UU., el país con las tasas de obesidad más altas del mundo… ¿qué han descubierto los científicos americanos?
La obesidad causa inflamación
Son muchos los estudios que han demostrado que la obesidad causa un estado pro-inflamatorio en el cuerpo. Esto quiere decir que las personas con IMC muy altos viven en un estado permanente de inflamación, incluso si no tienen ningún virus o enfermedad.
Durante la pandemia, en los hospitales estadounidenses han detectado que las patologías más frecuentes de los pacientes ingresados de COVID-19 son obesidad, hipertensión y diabetes, entre otras. En momentos en los que hay colapso hospitalario y hay que elegir a qué pacientes atender, en un país donde la sanidad pública es mínima, el hecho de que un paciente tenga obesidad y un riesgo mayor de complicaciones puede determinar su ingreso o su rechazo.
En anteriores virus y en las gripes estacionales, las personas obesas ya han experimentado mayores complicaciones y menor efectividad de las vacunas. Por lo tanto, era de esperar que sucediera lo mismo con el actual coronavirus.
Entendiendo tu sistema inmune
Ya en abril se hablaba de un síndrome llamado “tormenta de citoquinas”. Aunque para los que no tenemos estudios en Ciencias de la Salud esto nos sonará bastante indiferente, su significado es relativamente fácil de comprender y consiste básicamente en que el cuerpo, en un intento de atacar al virus, se ataca a sí mismo. Así nos lo explican en School Nurses:
«Los mecanismos de las tormentas de citoquinas son aún muy desconocidos. La respuesta inflamatoria es una reacción natural del sistema inmunitario donde es necesario reparar el daño celular. Con la neumonía normal, los gérmenes dañan el tejido pulmonar y el sistema inmunitario genera una respuesta inflamatoria para detenerlo y ‘mata’ algunas células para reparar el tejido dañado. Lo que pasa es que, con el COVID19 en lugar de enviar unas pocas células, se están generando toneladas, creando una respuesta inflamatoria incontrolada, no sólo en los pulmones, sino que puede ser generalizada en el cuerpo»
Otro concepto que se aborda en el artículo es la presencia de “macrófagos”. Estas células han sido muy estudiadas por su relación con la obesidad y por su efecto sobre el sistema inmunitario. Resulta que hay un tipo de macrófago, denominado M1, que se localiza en el tejido adiposo y cuya función es, precisamente, promover la inflamación. Las personas con obesidad tienen un exceso de este tipo de células.
Finalmente, se ha relacionado la microbiota con la infección por COVID-19. Este conjunto de microorganismos presentes, principalmente, en nuestro intestino afectan a cómo respondemos ante las enfermedades. De hecho, aunque todavía es una gran desconocida, la microbiota es esencial para enseñar a nuestro sistema inmunitario a distinguir nuestros “amigos” de nuestros “enemigos”, además de ayudarnos con la digestión. Hoy en día, el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y en grasas, ha mermado la calidad de nuestra microbiota y esto provoca multitud de patologías. Tristemente, todavía los médicos no analizan las causas de nuestras enfermedades o dolencias para relacionarlas con estos microorganismos.
La salud NO es la ausencia de enfermedad
¿Cuánta de tu alrededor consideras que tiene buena salud? ¿Consideras que tú tienes buena salud? Ten en cuenta que en la sociedad occidental consideramos que la salud es la ausencia de enfermedad. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Hay cuatro factores clave para gozar de un estilo de vida (realmente) saludable:
- Descansar: sí, por mucho que pienses que dormir menos no te va a afectar y que el día no tiene suficientes horas para lo que tienes que hacer… ¡error! El descanso es la base de todo lo demás. Si este paso no lo cumples, es probable que tengas que recular en algún aspecto de tu vida y priorizar un sueño reparador.
- Nutrición: evidentemente, somos lo que comemos y cada alimento que te llevas al cuerpo condiciona tu estado físico. Da igual si no tiene sobrepeso y físicamente te ves bien, porque “la procesión va por dentro”. Analiza qué consumes cada día y si realmente es lo que te va a aportar aquello que necesitas.
- Ejercicio: un cuerpo saludable necesita moverse todos los días y de forma relativamente intensa. Evolutivamente no estamos diseñados para sentarnos 14 horas al día, para pasar tardes enteras en el sofá o para tener los músculos atrofiados. No, no hace falta que vayas a cazar mamuts o que te hagas una casa con tus manos, pero… ¡muévete!
- La gran olvidada “salud mental”: la salud no afecta solo al cuerpo, también es importante saber gestionar las emociones. Al final, cuerpo y mente no son entes separados y lo que le sucede a uno afecta al otro. Una época de alta ansiedad te puede causar enfermedades, por ejemplo. Por eso, trabajar en un bienestar mental y emocional de forma activa es esencial para gozar de una buena calidad de vida.
¿Te has dado cuenta ya? En PRAMA tenemos la solución perfecta: un servicio de nutrición personalizado, las mejores sesiones de entrenamiento y un equipo de profesionales que te hará liberar estrés, divertirte y socializar con gente como tú. Lo único que todavía no podemos hacer por ti es descansar… ¡todavía!